martes, 12 de julio de 2011

EL ORACULO DE DELFOS

En el frontispicio del templo de Apolo en la Grecia clásica rezaba el siguiente adagio: "Ayuda a la Naturaleza y trabaja con ella, porque ella te considerará uno de sus creadores y te obedecerá, pues ante ti abrirá de par en par las puertas de sus recintos secretos y pondrá de manifiesto ante tus ojos los tesoros ocultos en las profundidades mismas de su seno puro y virginal."

lunes, 11 de julio de 2011

LAS SIETE LEYES UNIVERSALES

Sobre las Siete Leyes del Kybalión.

Los Siete Principios que ordenan nuestro Sistema Solar están regidos por los Siete Planetas esotéricos Sol, Mercurio, Venus, La Luna, Marte, Júpiter y Saturno.

1. Ley de Vibración. La existencia genera acción, y por tanto experiencia, es por eso que la conciencia evoluciona para reconocerse a sí misma como parte del Logos y la afirmación de otros estados de conciencia según los diferentes planos existentes. A mayor conciencia, mayor vibración; a más materia, la vibración es mucho más densa. Esta ley es la que nos permite transformarnos. La vibración es el magnetismo solar emitiendo la energía-vida, y amor-sabiduría. A más amor, a más conocimiento, a más experiencia, mayor conciencia, entonces mayor vibración, más energía, más vida. El pensamiento divino vibró y creo, generando el Uno. Lo rige el Sol.

2. La Ley de la Polaridad, nos permite entender la dualidad de la mente humana que participa (Ley de Semejanza-) de la Mente Universal (Ley de nuestro Sistema Solar). Todo en nuestro sistema es polar: la ausencia de luz es la oscuridad, y tenemos el día y la noche como dualidad esencial de los astros Sol y Luna. Mas, venimos de la unidad y necesitamos experimentar la imperfección para conociendo la dualidad volver a la unidad después de haber completado los ciclos de vida necesarios para conseguir dicha conciencia. Lo rige el Dos y la Señora de la Noche, la Luna.
3. La Ley de La Mente Universal. Nuestro Sistema Solar es Mental, y a él pertenece nuestra Cadena evolutiva y nuestro Globo Terrestre, de manera que nuestra Mente participa en el discernimiento y el sentido de pertenencia al Sistema, siendo una imagen creada del Logos por su propia Voluntad (Ley de correspondencia). Luego, participamos de la Voluntad de existencia del Logos, lo que nos permite el discernimiento de quienes somos y del Amor que conlleva ser hijos partícipes de su creación. Es el Número Tres, y está regida por Mercurio.
4. Ley del Ritmo o de los Ciclos, para advertir la progresión como avance y la retrogradación aparente, con un ritmo y cadencia propia del karma de cada persona, ser vivo, globo, o sistema. Así, nuestro karma a veces parece que avanza, retrocede, o se estanca. Saber nuestras etapas de desarrollo y los ciclos en los que nos hallamos es vital para conocernos. Siendo así, que no hay nada mejor para esto que la Astrología, ya que es la Ciencia de los Ciclos y Leyes de la Naturaleza uniendo el microcosmos con el macrocosmos según la Ley de Semejanza o Analogía. Este principio del Cuatro, estaría regido por Venus.
5. Ley de Género. Los sexos se caracterizan por su polaridad producida por la atracción magnética, mediante la cual, se procrean los seres vivos, bien sea de nuestro Globo terrestre específicamente, o cualquier sistema solar del cosmos; luego es la Ley de la Generación- Regeneración.Lo encarna el cinco y lo rige Marte.

6. La Ley de semejanza, es la Ley filosófica y astrológica por excelencia, pues “así es abajo como es arriba, en la tierra como en el Cielo” reza el adagio hermético. Es la Ley que nos permite participar en la unidad de todo el Sistema Solar, y es el Hilo de Ariadna, la intuición, que nos conecta con todo lo creado. Está regido por el Seis y éste por Júpiter. 7. La Ley del Karma. Fluyendo la inquietud sobre nuestro destino surge espontáneamente la Ley del Karma como proceso de nuestra experiencia, pues a cada causa le sucede un efecto y la consecuente retribución, por consiguiente, todo lo bueno o malo que hacemos nos es devuelto tarde o temprano, en una misma encarnación o en muchas, si las aptitudes son persistentes, pero desconocemos cuándo, ni dónde ocurrirá este ley de la Justicia Universal. Ahora bien, dependiendo del karma individual, se desarrolla el karma personal de la presente encarnación que a su vez se viven activados y modificados por el karma colectivo (espacio-país y tiempo-historia. Todas las jerarquías de seres existentes obedecen a dicha Ley, hasta los dioses. Principio regido por el Siete y éste por Saturno.

ARTES ADIVINATORIAS



PRESENTACION:

La adivinación es una práctica clarividente que nos ha legado la tradición, con numerosas técnicas, siendo la integradora y fundamental la Astrología, por ser la ciencia que estudia los ciclos de nuestro globo y por consiguiente las leyes que lo sostienen, dando origen a la comprensión de nuestras etapas kármicas, puesto que como decían los griegos, somos un microbios-cosmos integrados en en el macro-cosmos. A pesar de haber sido relegada durante milenios, al reino de la fantasía, la adivinación no es una colección de supersticiones, sino una forma mágica de abordar el mundo lleno de sistemas e identidades, que trascienden las diferentes cambios y generaciones de formas, permaneciendo inalterables la conciencia de todos los seres que lo habitan, desde una célula hasta las más grandes constelaciones.


OBJETIVOS:


El objetivo general es encontrar el destino, lo cual equivale a buscar respuestas a qué somos o dónde estamos, de donde venimos y a donde vamos.

Objetivos específicos:

Eliminar prejuicios supersticiosos de la adivinación como un atisbo primitivo y demoníaco, y mostrarla como un don, como una ciencia que tiene el arte de mostrar al hombre sus vínculos con la Naturaleza y sus ciclos.

Relacionar el yo humano con el alma del mundo.


Conocer las siete leyes herméticas que nos abren el libro del destino. Y prestar atención a las fuerzas de la naturaleza y poderes ocultos en el hombre.

Comprender el lenguaje de la adivinación –contacto con lo divino: el don de la palabra, la intuición, la inducción imaginativa, la inspiración, la empatía, los trances, la clarividencia, la reflexión sobre los sueños y los símbolos.

Diferenciar la alivinación, de la orientación práctica y el consejo espiritual.

Reconocer los acontecimientos de nuestras vidas: nuestros amores y odios, crisis, confrontaciones, problemas y desafíos, como lecciones que aprender, reconociendo los atributos, poderes, deseos y necesidades que los producen como oportunidades “mágicas” del destino.

Valorar la adivinación como una luz que ilumina la inteligencia, interactuando con las fuerzas espirituales que gobiernan el fluir de la vida, a través de signos y simbolos.

Acercar el sistema adivinatorio al campo de la inteligencia y la libertad de elección.